Cuando niño mi mejor amiga, y los único vecinos cercanos, eran alemanes. Sus padres habían huido juntos de Alemania como adolescentes, cuando el ejercito rojo entraba en su ciudad ya destruida, Dresden. Pregunté a la mamá por qué los alemanes no habían destituido a Hitler, por qué no lo habían derrocado o asesinado para evitar el desastre, y su única respuesta fue que ella se estaba preguntando la misma cosa. Desde entonces he buscado la respuesta sin encontrarla – hasta anoche.
Anoche fui a ver “Tiempos de dictadura”, un documental sobre la dictadura en Venezuela en la década de los 50. Fue seguido por un debate con dos panelistas: Raúl Leoni, hijo del ex presidente de Venezuela Dr. Raúl Leoni; y Alberto Federico Ravell, hijo de Alberto Ravell, periodista que se enfrentó a la dictadura de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez.
Hay que entender que Venezuela “Bolivariana” es bastante parecido al Tercer Reich, la Alemania nazista. Por eso, estudiando la Venezuela contemporánea puede ayudar en entender por qué los alemanes no destituyeron a Hitler, ya que en aquel país suramericano también existe una dictadura establecida después de elecciones democráticas.
He estudiado Venezuela desde darme cuenta de su injerencia agresiva en Honduras en 2009. El 28 de junio de este año los militares hondureños cumplieron son su deber y impidieron un autogolpe por parte del entonces presidente Zelaya. Venezuela estaba tratando, y sigue tratando de tomar el poder en Honduras a través de la compra de candidatos y “líderes populares”. Eso se sabe en Honduras, pero lo que me dio cuenta en Venezuela es que todo se maneja desde Cuba. Venezuela solo es un títere de la dictadura en La Habana.
No cabe duda que Venezuela es una dictadura, y que ha sido una dictadura por varios años. Lo que no está tan claro es exactamente en cual punto de tiempo se convirtió en dictadura, y eso es algo que tiene en común con el Tercer Reich.
La organización de resistencia Operación Libertad Venezuela (OLV) ha hecho sondeos para conocer la opinión de los venezolanos. En una de las últimas encuestas preguntaron si el que ejerce la presidencia ahorita, Maduro, es legítimo; sí es un régimen golpista; sí la constitución está en vigencia; y si los militares deberían hacer su deber para derrocar este régimen y volver a la constitucionalidad. Hicieron la encuesta con 200 personas en Facebook, donde la mayoría de los encuestados pertenecen a la clase media, y con 30 personas en un barrio de Caracas, Petare, donde la mayoría son de la clase baja. Resulta que no existe diferencia significante entre los dos grupos. Casi 100% consideran Maduro ilegítimo (en otra encuesta decían que era colombiano), y casi 100% dicen que es un régimen golpista. Unos 90% dicen que la constitución ha dejado de observarse, y alrededor de 85% piensan que los militares deberían tomar acción para volver a constitucionalidad.
Sin duda esas encuestas reflejan la opinión popular en el sentido que el régimen no cuenta con respaldo ni en los barrios. Si los pobres en los barrios, que respondieron en persona, respondieron igual que la clase media en Facebook, entonces simplemente no hay espacio para creer que el régimen cuenta con un base popular entre los pobres. Todos están claros que es una dictadura. El pueblo está claro. ¿Pero por qué no pasa nada?
Hoy me llegó un mensaje por voz desde un barrio. El hombre dijo que en el futuro el régimen les va a mandar la comida, y solo un poco de dinero, 400 BsF (como $10) por mes. El que se queja no come. Es la estrategia del holodomor.
Volvemos a la reunión en Miami anoche. La película mostró que la situación entonces era muy parecido a la actual (con la diferencia que ahora es una dictadura comunista, mientras que entonces fue dictadura militar). Por eso fue muy extraño escuchar a Alberto Federico Ravell diciendo que Venezuela “no es una dictadura”, y a Raúl Leoni diciendo que el régimen es “constitucional” (video). Estaban de acuerdo que sería peor derrocar este régimen de forma militar, que dejar el régimen en poder.
Fue increíble escuchar esas opiniones de personajes del absoluto élite del país. ¿Como es posible que piensan así? Aún enfrentados con pruebas contundentes, parecen incapazes de asimilar lo que están viendo. Descarto que sean complices. La explicación tiene que ser psicológica.
La dictadura de Pérez Jiménez era una dictadura militar, con una represión bastante más desnuda que la actual. Aquí viene mi hipótesis: Ellos están viendo los acontecimientos ahora por los lentes de la década 50, y con el prejuicio que los militares son los peores. La palabra clave es PREJUICIO. Pareciera que son incapaces de ver a los militares en el papel que efectivamente tienen en la constitución: Como la última linea de defensa de la misma. Ven la “medicina” como peor que la enfermedad, ya que aparentemente asumen que militares son incapaces de dejar el poder pacíficamente. Su sesgo es falso, ya que cuando cayó la dictadura militar fue por las acciones de otros militares que intentaron un golpe militar. Pero aún así con esa experiencia, mantienen un prejuicio.
Ese hipótesis ofrece una explicación bastante creíble sobre el por qué la oposición venezolana ha sido incapaz de tomar acción contundente en contra de la dictadura, aún cuando una gran mayoría de la población lo quiere: Los líderes que forman el matriz de opinión “oficial de la oposición” tienen un prejuicio con raíces históricos que les impiden ver la realidad sin sesgo. En contraste, la gran mayoría del pueblo son jóvenes – en comparación – que a lo mejor no tienen ese prejuicio.
Creo que esa explicación podría aplicarse al Tercer Reich también, aunque queda por ver cual sería el origen de su prejuicio o sesgo. Claro, si Alemania fue conocido por algo fue por militarismo. La democracia era nueva y Hitler llegó al poder por medio de elecciones. ¿Fue por eso que no quisieron respaldar una acción militar en contra de Hitler? Se sabe que existía conspiraciones militares, pero por lo visto no contaban con apoyo popular. En el Tercer Reich también hay que preguntarse por qué 7 millones de personas marcharon a las cámaras de gas. La aversión contra usar fuerza para defensa propia es algo difícil de entender.